El estilo nórdico (o también llamado “estilo escandinavo”) nació a principios del siglo XX en los países nórdicos conformados por Noruega, Suecia, Islandia, Finlandia y Dinamarca, donde los inviernos eran (y son) realmente largos y fríos, y las horas de luz natural muy escasas. De estas características climáticas surge la necesidad de diseñar interiores confortables, alegres y cálidos para que las largas horas refugiándose dentro de la casa fueran más amenas.
El estilo nórdico se caracteriza por 5 aspectos claves: su sencillez, funcionalidad, el uso de la madera como material principal, textiles y colores claros para dar luminosidad a la casa.
En este artículo te contaremos todo lo que tienes que saber del estilo nórdico y sus características para poder decorar el interior de tu hogar con él al 100%.
La sencillez en el estilo nórdico
La sencillez en el estilo nórdico es una de sus características más importantes, ya que la decoración de sus espacios no deben abrumar visualmente y deben invitar a pasar largas horas en él. Esto lo ha llevado a posicionarse como uno de los principales estilos de decoración elegido por los usuarios a la hora de diseñar la decoración de sus espacios interiores a lo largo de los años.
Si quieres recrear este estilo en tu hogar, debes recordar que la sencillez es un punto clave. Una decoración de estilo nórdico o escandinavo posee una estética limpia, de líneas finas y depuradas, y muebles que se resisten al paso del tiempo. A su vez, si quieres recrear un espacio de estilo nórdico, debes liberarlo de todo exceso de muebles o elementos decorativos. De esta manera se minimiza el ruido y peso visual, obteniendo un espacio con sencillez en el que resulta ameno permanecer.
La funcionalidad como premisa
Un aspecto distintivo en el estilo nórdico o escandinavo es, sin dudas, la funcionalidad. En un espacio de estilo nórdico no existen elementos que no tengan función. Todos los elementos que conforman el espacio, desde muebles hasta elementos decorativos, coexisten en el espacio principalmente por su funcionalidad y luego por sus atributos secundarios.
Esta premisa también ayuda a aminorar el ruido visual, ya que este estilo de decoración deja de lado varios elementos que no tienen ningún fin funcional, generando un espacio más limpio y libre de excesos.
El uso de la madera
En los espacios de estilo nórdico o escandinavo prevalece el uso de la madera como material principal. Esto se debe a que, en el contexto en el que surge el estilo nórdico, era el material con mayor predominio en la naturaleza y, por consiguiente, el que más se utilizaba en el diseño de muebles y casas. A su vez, la madera aporta una gran calidez y se volvió necesaria a la hora de crear espacios cálidos y acogedores en los cuales refugiarse durante los fríos y largos inviernos.
La madera puede encontrarse presente en muebles, pisos y diversos elementos, y es importante que sus tonalidades sean claras y cálidas. A su vez, la madera debe verse lo más natural posible, casi sin procesos de terminación, si quieres conseguir un espacio al mejor estilo nórdico.
Textiles que denotan confort
Uno de los grandes secretos del estilo nórdico es el uso de diversos textiles para lograr un ambiente acogedor y cálido, donde apetezca estar y denote confort. Los diferentes textiles en el hogar son un elemento imprescindible en la decoración de cualquier interior, pero aún más en uno nórdico.
Para poder lograr un espacio de estilo nórdico en tu hogar debes prestarle atención a los detalles estéticos. Ropa de cama y mantas con las cuales poder abrigarse en los fríos y largos inviernos, cojines, alfombras y cortinas (que además aporten movimiento) son algunos ejemplos de los detalles estéticos donde debes incluir textiles y no pueden faltar en un interior nórdico.
Colores claros
Una de las principales cuestiones a afrontar cuando surgió el estilo nórdico fue la falta de luz natural, por lo que la iluminación artificial se volvió parte fundamental en el diseño de la casa.
Una de las grandes claves a la hora de ganar luminosidad en un espacio es, sin duda, el uso de colores claros (blanco, gris, beige e incluso algunas tonalidades de verde). Los colores claros generan un efecto rebote que intensifica la claridad y son los colores que utiliza el estilo nórdico por excelencia. El blanco, por ejemplo, es el color más luminoso, ya que refleja hasta el 80% de luz, logrando que un espacio se vea más luminoso y hasta más amplio.
Puedes utilizar este consejo aplicando este color en paredes, techos, suelos, muebles y hasta textiles, y verás cómo la luz de tu espacio se multiplica.
El estilo nórdico se volvió una tendencia dentro del diseño de interiores actual. Sin embargo, no es una sorpresa, este estilo apunta a utilizar materiales naturales como la madera, casi sin procesos de terminación. A su vez, desalienta el consumo excesivo (para minimizar el ruido y peso visual del espacio) y alienta una compra consciente (teniendo en cuenta que el producto debe cumplir una función).
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