Vivimos en un mundo desigual. Las desigualdades sociales, económicas, de género[…]crean conflictos por todo el planeta que contribuyen a la pobreza y agravan la situación de vulnerabilidad de gran parte de la población mundial. El desempleo y la consiguiente falta de ingresos, la precariedad de las condiciones laborales son sólo algunas de las coyunturas que sitúan a estas personas o estratos sociales en situación de debilidad frente a los embates socio-económicos.
Mucho más fragrante es este problema para los países pobres, en gran parte de las ocasiones, con la connivencia o la desidia de los países desarrollados, consecuencia de juegos geopolíticos entre potencias económicas, que desembocan en conflictos armados y países y sociedades completamente devastados donde las desigualdades se trasforman en pobreza, miseria y desesperación con terribles consecuencias.
La desigualdad se ha acrecentado si cabe debido a la crísis pandémica de la Covid19 durante el último año. Pero ya en años precedentes la situación era desastrosa. Tal y como declara el Pacto Mundial el “10% más rico de la población posee el 40% de los ingresos mundiales totales y algunos informes sugieren que el 82% de toda la riqueza creada durante estos años fue al 1% de la población, la más privilegiada, mientras que el 50% más pobre no percibió ningún beneficio.”
Por otro lado la oficina estadística de la U.E publica en sus últimos informes que la “crisis ha afianzado las desigualdades territoriales en la Unión Europea, la riqueza se concentra cada vez más en las grandes capitales europeas.”
Poniendo el foco en nuestro continente, una región con más de 300 milmillonarios, sin embargo también es un lugar donde más de 120 millones de personas se encuentran en riesgo de pobreza, siendo España el 5º país con más pobreza de la Unión Europea con un 20,7% de personas en riesgo, ranking que encabezan Rumanía seguida de Letonia y Bulgaria.(Eurostat).
Según el Instituto Nacional de Estadística “la mayoría de las regiones españolas que en 2000 tenían una renta per cápita por debajo de la media no han ganado posiciones, incluso algunas han sufrido un retroceso en su posición.”
Esta pobreza sobrevenida supone para muchos colectivos sociales una brecha difícil de superar. La vulnerabilidad de colectivos como los inmigrantes es realmente fragrante en lo que a las desigualdades sufridas, teniendo graves problemas para poder acceder a un trabajo digno, una sanidad en condiciones o las mismas oportunidades educativas. En definitiva para poder salir de esa situación de desamparo, de pobreza enquistada. Otro colectivo que se ve tradicionalmente castigado por la desigualdad son la mujeres, el más castigado por las consecuencias socio-económicas de la pandemia. La brecha de genero coloca a las mujeres en una situación de desigualdad en muchas ocasiones cronificada debido a la situación discriminatoria que sufren y que se agrava con estas circunstancias.
Tal como lo expresa el Pacto Mundial “la desigualdad constituye una amenaza para el desarrollo social y económico, debilitando el crecimiento de los países, fomentando la pobreza global, especialmente en relación a los grupos más vulnerables y mermando el sentimiento de realización y la autoestima de las personas”.
El ODS Nº10 trata de implementar una solución que ponga fin a este desequilibrio económico y social y ponga en lugar preferente la lucha por la igualdad tratando de eliminar diferencias y poniendo el énfasis en la generación de oportunidades igualitarias que reduzcan la pobreza, la discriminación y promuevan la inclusión.
Son necesarias medidas a favor de la igualdad. Los poderes públicos han de adoptar políticas que empoderen y doten de instrumentos a los desfavorecidos para alcanzar el mismo bienestar que ya gozamos los mas afortunados. No es posible seguir mirando para oro lado, no es posible que una parte de la sociedad proteja egoístamente su posición de bienestar mientras otros viven en situación de desamparo y desigualdad alimentando un desequilibrio absolutamente injusto. Hemos de trabajar por un sistema de ingresos justo y sostenible.
Este Objetivo de desarrollo sostenible 10 establece muy claramente su meta en este sentido. “La desigualad de ingresos es un problema mundial que requiere soluciones globales. Estas incluyen mejorar la regulación y el control de los mercados y las instituciones financieras y fomentar la asistencia para el desarrollo y la inversión extranjera directa para las regiones que más lo necesiten”
Es necesario por tanto, caminar hacia un modelo en el que la igualdad de oportunidades marque el camino a seguir. Un camino donde esta igualdad se fundamente sobre la inclusión social, económica y política sin discriminaciones de ninguna clase. Un modelo donde los ingresos no sean el origen de desigualdades que conduzcan a situaciones de desamparo, pobreza, miseria […].
Para ello, es necesario que los gobiernos lleven a cabo políticas y legislen en favor de la igualdad salarial y la protección social de los más desfavorecidos, desarrollando políticas fiscales progresivas y regulando los mercados con el objetivo de impedir la proliferación de brechas sociales y bolsas de desigualdad entre ricos y pobres donde grandes fortunas conviven con enormes situaciones de pobreza.
No podemos mirar para otro lado ante los problemas, que en muchas o en la gran mayoría de las ocasiones, generan los países desarrollados, obligando a millones de personas a migrar y después cerrar la puerta a estas personas y condenarlas a una vida de miseria. Políticas migratorias bien gestionadas son la clave para eliminar de la ecuación todos los conflictos y tensiones sociales aparejados a este problema que sólo ponen en riesgo la estabilidad social y política de los países receptores y que ponen en riesgo de exclusión a millones de personas por todo el mundo.
Por tanto, y para impedir en la medida de lo posible esa situación de migración descontrolada y el problema adyacente de la pobreza y el desamparo de esas personas, hemos de trabajar por dotar de futuro, de un bienestar a todos esos países en lugar de explotarlos y esquilmarlos a nuestro favor en un mal entendido derecho imperialista de los países desarrollados. Fomentemos un trato diferenciado a esos países menos adelantados con la finalidad de dotarlos de medios para fortalecer su sistema económico y social. Proporcionarles corrientes financieras, Inversión extrajera directa, que les doten de oportunidades de crecer, generar y consolidar sistemas económicos y sociales de bienestar para sus ciudadanos que nos les obliguen a migrar.
Por último, destacar la necesidad de acabar con la discriminación y la brecha de género. Es necesario, en ciertos países y continentes es mucho más que necesario, es una urgencia educar en la igualdad de genero. Esta desigualdad pone a las mujeres y sus derechos en una situación de discriminación, de desigualdad absolutamente injusta. Crear u sistema social igualitario entre hombres y mujeres en todos los ambiros y en todo el mundo es un paso necesario en la lucha por acabar con las desigualdades.
Es mas necesario que nunca trabajar a favor de un planeta, de una sociedad sobre la base de la sostenibilidad como fundamento de un modelo social, económico y ambiental respetuoso con el planeta, igualitario y justo con las personas.
