Es absolutamente palpable e indiscutible que el deterioro de nuestros Mares y océanos y de sus ecosistemas asociados está cobrando tintes de absoluta tragedia. Una crísis que en ningún modo nos podemos permitir dada la importancia que cobran para la vida en el planeta. Reguladores del clima y en gran parte uno de los recursos fundamentales para la humanidad en términos alimenticios. Hemos maltratado nuestros mares y océanos durante décadas y las consecuencias están ya empezando a ser muy graves para su subsistencia y por ende la nuestra. Tenemos que entender que el océano es el motor que hace de la tierra un lugar habitable para los seres humanos y un instrumento fundamental para luchar contra el cambio climático.
Dependemos de los mares en mayor medida de lo que creemos. El 70% de la superficie del planeta lo ocupan los océanos que son el actor principal en lo que a la regulación del clima y el calentamiento del planeta.
En datos de Naciones Unidas, nivel mundial, el valor de mercado de los recursos marinos y costeros, y su industria se estima en $ 3 billones por año o alrededor del 5 por ciento del PIB mundial. Más de la mitad de la población mundial, y se estima que crecerá aún mas en las próximas décadas, vive en zonas costeras.
Los océanos suponen el 97% del agua del planeta y contribuyen de manera fundamental en la producción de mas de la mitad oxigeno de la atmósfera, absorbiendo además grandes cantidades del dióxido de carbono emitido por el ser humano en su imparable consumo y quema de combustibles fósiles. Las precipitaciones, el agua potable, el clima, el tiempo, las costas, gran parte de nuestros alimentos, incluyendo el oxígeno…no nos podemos permitir el lujo de deteriorar su equilibrio. Su bienestar es el nuestro.
Los océanos además albergan la mayor parte de la biodiversidad de la tierra, aproximadamente 200 mil especies identificadas, y muchas más por descubrir. Tanto la producción primaria global como en los ciclos de nutrientes esenciales para la vida, como el nitrógeno y el fósforo, los mares son esenciales para la subsistencia de la vida en la tierra.
Como vemos, nuestros mares y océanos son capitales para el planeta y para el ser humano que lo habita, tanto en las zonas de costa como en el interior, ya que lo hace habitable.
Sin embargo y a pesar de la importancia que tienen su deterioro y explotación por parte del ser humano es imparable, especialmente en las últimas décadas.
El problema de los vertidos, especialmente el plástico, se ha convertido en una crísis mundial que amenaza muy seriamente la salud de nuestros mares. Más de 8 millones de toneladas de plástico van a parar a nuestros océanos anualmente. La crísis climática esta dañando seriamente los sistemas arrecifales por todo el planeta. Y esto unido a la sobre-pesca, que está desequilibrando la estabilidad de los ecosistemas y a la contaminación, está creando grandes extensiones marinas inertes donde la vida escasea o es inexistente.
El mar es uno de los grandes sumideros de CO2 del planeta. Sin embrago, las grandes cantidades de este gas efecto invernadero que absorbe, debido a nuestra dependencia de los combustibles fósiles, produce un fenómeno, la acidificación, que pone en riesgo la vida en los océanos tal y como la conocemos. A día de hoy se ha producido un aumento del 25% en la acidez del océano lo que pone en grave riesgo a gran parte de los seres vivos, especialmente aquellos que poseen caparazón calcáreo, moluscos. Etc… ya que este aumento destruye sus conchas.
Otro de los grandes problemas es la explotación de los recursos, la sobrepesca. La dependencia mundial sobre los alimentos provenientes de los mares no para de aumentar. La pesca representa la mayor amenaza para las poblaciones de peces. Muchas especies están sobreexplotadas, y el número de las que se encuentran en esta situación no para de crecer.
El crecimiento de la población y los núcleos urbanos entorno a zonas de costa, como hemos señalado, es enorme. Mas de la mitad de la población mundial vive en zonas de costa, lo que supone un vertido enorme de aguas residuales a los mares y ríos. Esto unido a la agricultura comercial y el uso indiscriminado de esta de fertilizantes y purines que acaban en parte llegando a las cuecas hídricas que desembocan en los mares traen como resultado el fenómeno de la eutrofización. Un fenómeno que hace crecer exponencialmente el plancton y las algas que al morir generan una enorme cantidad de bacterias que ahogan la vida marina al consumir la mayoría del oxigeno. Este es uno de los fenómenos que contribuye a la generación de zonas muertas en nuestros mares y océanos.
Tras todos estos datos hay una realidad. La contaminación de nuestros mares y océanos. Más del 40% de nuestra masa oceánica se ve afectada por graves sucesos de contaminación provocada por los impactos producidos por el ser humano mientras que solamente el 3% de estos se encuentra bajo protección y en buenas condiciones de conservación.
“La humanidad tiene que ser capaz de conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos. Para alcanzar el objetivo 14, se necesita reducir significativamente la contaminación marina de todo tipo, adoptar medidas para restaurar los ecosistemas marinos, minimizar los efectos de acidificación, reglamentar eficazmente la explotación pesquera y conservar al menos el 10% de las zonas costeras y marinas.”
“Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos y recursos marinos nos permitirá mantener y recuperar los caladeros de pesca, conservar especies, recuperar ecosistemas y además ser capaces de responder a la crisis climática, a la presencia de plásticos y otras actividades antropogénicas que actualmente dañan los océanos.”