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THE SPACE THERAPY, 6 Motivos por los que aplicar el “Design Thinking”

Para aquellos que no hayáis oído hablar del Design Thinking, se trata de un proceso de diseño donde el punto de partida es el usuario y busca crear soluciones que sean a la vez deseables para este usuario, factibles desde el punto de vista de la tecnología y viables desde el punto de vista del negocio.

Para ello se requieres 3 habilidades clave: Empatía + Creatividad + Racionalidad. Empatía para entender a los usuarios y el contexto o entorno en el que estamos diseñando. Creatividad para generar ideas que respondan a estas necesidades de usuario. Y racionalidad para que estas soluciones encajen en el contexto actual, y sean factibles y viables.

El Design Thinking es un proceso para la resolución de retos, muy adecuado para retos complejos ya que empleando las diversas herramientas que propone (mapas mentales, lluvias de ideas, recorridos de usuario, recreación de escenarios de uso, prototipaje rápido, etc.) podemos entender más fácilmente ecosistemas complejos y reducir este grado de dificultad.

El Design Thinking nació en los años 80 en California y gracias a su eficacia contrastada hoy en día se aplica en todo el mundo. Grandes organizaciones lo emplean con el fin de innovar, organizaciones del tercer sector con fines sociales, emprendedores para validar sus modelos de negocio, e incluso se enseña en colegios y alumnos de primaria o secundaria ponen en práctica el Design Thinking para resolver retos cotidianos de la escuela. Se emplea en el diseño de productos, servicios, experiencias y también de espacios, y éste es el ámbito que aquí más nos interesa.

Recién he vuelto de impartir un curso de Design Thinking en la Escuela de Comunicación Mónica Herrrera en El Salvador, escuela que ha ido formando a sus equipo docente en el uso de esta disciplina. En este curso participó una arquitecta y docente, que veía un gran potencial en la aplicación del Design Thinking a su trabajo, como ya están haciendo estudios internacionales como Akka Architects, cuyo propósito es ‘diseñar contextos para las intereracciones humanas’.

¿Por qué aplicar Design Thinking en el diseño de espacios? 6 motivos por los que un proyecto de diseño de espacios (arquitectura, interiores, retail…) se verá potenciado con esta herramienta.

1. Para entender mejor a las personas usuarias de los espacios

Las herramientas del Design Thinking facilitan el empatizar con el usuario mediante la observación, la entrevista en profundidad, la co-creación…

De esta manera podemos conocer realmente como viven y cómo les gustaría vivir (o trabajar, estar, divertirse…) y ayudarles a hacer estos sueños realidad.

2. Para diseñar experiencias de usuarios deseables

¿Y qué pasa que normalmente no se diseñan experiencias deseables? No, pero a menudo por paradójico que parezca, cuando se plantea un espacio, la experiencia del usuario es secundaria, y prima más el concepto arquitectónico, la estética o la eficiencia.

En el Design Thinking el usuario es el punto de partida. Entendiendo su estilo de vida, necesidades, preferencias, relaciones, usos del espacio… podremos diseñar estas experiencias de uso satisfactorias y deseables.

De un diseño con ‘sello de autor’ a un diseño centrado en el usuario y participativo, donde éste participa en el proceso de creación y es posteriormente el protagonista de la obra que se lleva a cabo en el espacio.

3. Para acompañar procesos abiertos de diseño. Procesos colaborativos y participativos

El Design Thiking nos ayuda a incorporar la voz del usuario en el proceso de diseño y establecer ventanas de participación para el cliente.

Estos procesos requieres un mayor esfuerzo en fases iniciales de conceptualización del proyecto, pero después permiten agilizar la toma de decisiones y el desarrollo.

4. Para diseñar con un mirada más amplia

Como hemos comentado al principio, el Design Thinking busca crear soluciones que sean a la vez, deseables, factibles y viables. Y con una mirada más amplia, si consideramos al planeta otro usuario clave (el que nos sostiene la vida), también podemos incorporar la perspectiva de la sostenibilidad, desarrollando soluciones que también sean sostenibles o ecológicas.

5. Para evitar el ‘síndrome de la gran idea’.

La inspiración creativa aislada del usuario y contexto, difiere del proceso del Design Thinking. La creatividad se nutre de un entendimiento en profundidad del usuario y contexto para lo que se requiere realizar observaciones, entrevistas, visitas, estudio y análisis de la información disponible, etc.

Este proceso de investigación nos permite evolucionar del ego-, al eco-diseño.

6. Para resolver retos complejos

Hay proyectos complejos, que ya sean por magnitud, o por
diversidad de usuarios, tipologías de actores, necesidades, o por novedad y
falta de referencias… requieren de herramientas, como el Design Thiking, que
simplifican y pautan el proceso.

Cristina Costa

Asesora del Hábitat en The Home Therapy

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