El término “domótica” proviene de la unión de las palabras “domus” (que significa “casa” en latín) y “autónomo” (del griego αὐτόνομος, “que se gobierna a sí mismo”). Junto al sufijo -tica (que significa “relativo a”), vemos que la domótica es algo autónomo relativo al hogar.
Según su definición, la domótica es el conjunto de tecnologías aplicadas al control y la automatización inteligente de la vivienda, que permite una gestión eficiente del uso de la energía, que aporta seguridad, confort y accesibilidad, además de asegurar la comunicación entre el usuario y el sistema.
¿Cómo funciona un sistema domótico?
Un sistema domótico es capaz de recoger información proveniente de diversos sensores o entradas, procesarla y emitir órdenes a unos actuadores o salidas. Para que este tipo de sistemas puedan funcionar y la información se procese de manera correcta, es necesario que exista una conexión a internet eficiente y una cobertura total de wi-fi para que la red de control del sistema domótico se integre con la red de energía eléctrica y se coordine con el resto de redes que estén conectadas a ella.
También es importante aclarar, que esta interconexión de objetos no sería posible sin la tecnología Iot, es decir, el internet de las cosas. Esta tecnología describe justamente objetos físicos con sensores, capacidad de procesamiento, software y otras tecnologías que se conectan e intercambian información con otros dispositivos o sistemas a través de internet u otras redes de comunicación. Gracias a esta tecnología, que favorece la construcción de un hogar inteligente, podemos gestionar el control de nuestra vivienda desde cualquier dispositivo de forma remota.
La domótica y sus diferentes aplicaciones
La domótica y la eficiencia energética
Podemos considerar a la domótica como un sinónimo de eficiencia energética, ya que la domótica contribuye, entre otras cosas, a conseguir la máxima eficiencia energética posible permitiéndonos realizar una gestión más eficiente del uso de la energía del hogar.
Con esta gestión automatizada, podríamos controlar el uso de persianas y luz artificial según el momento del día y la cantidad de luz natural que ingrese a la vivienda, detectar cambios de temperatura o ventanas abiertas para ajustar la climatización del hogar, o hasta incluso podríamos alertar mediante sensores si hay fugas de agua en alguna canilla o cortes en el suministro de agua. Un hogar inteligente representa un ahorro de hasta el 25% o 30% en el consumo energético.
La domótica y el confort
La automatización del hogar se ha vuelto un factor común en los proyectos de interiorismo actuales y ha logrado crear hogares modernos y más confortables. Es un hecho que la domótica ha disminuído las tareas de la casa, lo cual repercute inmediatamente en la calidad de vida del usuario y en el confort que la domótica le aporta al mismo.
El confort es esencial en un sistema de gestión domótico y, a través de un control integral de la casa, apuesta por mejorar el bienestar y la comodidad en una vivienda. Con la domótica, se pueden programar tareas de la casa cotidianas desde diversos lugares, asegurando la comodidad de poder, por ejemplo, programar una tanda de lavado del lavarropas desde un lugar de trabajo.
La domótica y la seguridad
La seguridad domótica ha dejado de ser algo inusual para pasar a ser algo esencial dentro de una vivienda. La domótica, en cuanto a seguridad, permite la automatización y control sobre posibles amenazas que puedan suponer un peligro para la casa o la vida de quienes vivan en ella.
Gracias a distintos sensores y cámaras conectados a la red domótica de la casa, se puede alertar al usuario de posibles amenazas como intrusiones no deseadas, escapes de gas o hasta inundaciones. Incluso se puede dar aviso de forma directa y automatizada a diferentes servicios sanitarios o de emergencia.
La domótica y la accesibilidad
La domótica busca hacer posible la autonomía personal de todos los posibles usuarios teniendo en cuenta sus diversas necesidades, permitiéndole al usuario tener un control total de todos los sistemas que constituyen su hogar desde una sóla interfaz.
Asimismo, el avance de la tecnología ha logrado crear numerosos modos de control para los sistemas domóticos. Reconocimiento por voz, soplidos o incluso pestañeo, son algunas de las innumerables opciones que pueden adaptarse a las diversas capacidades de los diferentes usuarios. Estos avances, al margen de mejorar la calidad de vida de los usuarios, mejoran el estado de ánimo y el autoestima, ya que aumenta la autonomía y la independencia del mismo.
La domótica y las comunicaciones
La comunicación es la base de todo sistema domótico y asegura la conexión entre el usuario y los dispositivos conectados al sistema, posibilitando, además, el control a distancia de dichos dispositivos.
Así, la comunicación en una red domótica permite, además de una conexión eficiente entre usuario e interfaz, el accionar de servicios como la teleasistencia (servicio que permite pedir ayuda en casos de urgencia desde el propio domicilio), el telemantenimiento (acciones de supervisión y restauración remotas de dispositivos), la emisión de información sobre consumo y costos, la transmisión de alarmas, entre otras intercomunicaciones.
Como hemos visto, el ahorro en el consumo de energía con tecnologías domóticas en una vivienda es de hasta un 30%. La tecnología se ha convertido en una herramienta y una aliada para la sostenibilidad, el respeto al medioambiente y la mejora de la calidad de vida humana. Es por esto, que hoy en día, es inevitable pensar en sistemas basados en la domótica y en el diseño de un hogar inteligente a la hora de iniciar un proyecto de interiorismo sostenible, amistoso con el medioambiente y confortable para la calidad de vida del cliente.