La Organización Mundial de la Salud estima que pasamos más del 90% de nuestras vidas en espacios cerrados, un hecho que adquiere una relevancia aún mayor en el contexto actual. La pandemia de COVID-19 no solo nos confrontó con la necesidad de repensar la relación con nuestros entornos diarios, sino que también destacó la importancia de diseñar espacios que no solo sean funcionales, sino que también velen por nuestro bienestar mental y emocional. En este escenario, la neuroarquitectura, una disciplina en la intersección de la arquitectura y la neurociencia, se erige como un enfoque innovador en la construcción de edificios y nuestro entorno.
Si quieres saber más acerca de la neuroarquitectura, su aplicación en la arquitectura y diseño de nuevos edificios y cómo transforma la manera en la que concebimos y experimentamos nuestro entorno construido, quédate leyendo. En este artículo, desde Ekohunters, te contamos qué es la neuroarquitectura y algunos ejemplos cotidianos de su aplicación en espacios.
La historia detrás de la Neuroarquitectura: Sentando las bases
Aunque la neuroarquitectura no puede ser atribuída a un individuo o a un punto de origen concreto, a lo largo de la historia han existido investigaciones y contribuciones que han sentado sus bases. Un antecedente es el caso del virólogo Jonas Salk y su camino hacia la invención de la vacuna contra la polio. Pero, ¿en qué afectó la neuroarquitectura a este descubrimiento científico que marcó un antes y un después para la humanidad?
En la década de 1950, Jonas Salk emprendió una búsqueda crucial: encontrar una vacuna contra la poliomielitis. Después de años de exhaustivas investigaciones en su pequeño laboratorio con poca entrada de luz en la Universidad de Pittsburgh, Salk se encontró con un bloqueo mental. Decidió tomar un receso y, en un giro inesperado hacia la inspiración, se retiró al Monasterio de San Francisco de Asís en Italia, un amplio complejo de estilo Románico. En este ambiente espiritual Salk se sumergió en una reflexión profunda que lo condujo al encuentro de la clave para su investigación, desarrollando la primera vacuna contra la polio.
La experiencia de Salk en el monasterio le llevó a la conclusión de que el entorno de trabajo en las personas desempeña un papel crucial en la creatividad y el desarrollo de nuevas ideas y, convencido de la influencia de la arquitectura en el pensamiento creativo, Salk se asoció con el renombrado arquitecto Louis Kahn para materializar su visión. Juntos, concibieron y construyeron el Instituto Salk en San Diego, California, en 1965. Este espacio emblemático se diseñó integralmente considerando el funcionamiento del cerebro humano y las emociones de las personas, dando así los primeros pasos hacia la neuroarquitectura.
El Instituto Salk se erige como un espacio histórico de la neuroarquitectura, con sus espacios interiores diáfanos, techos altos, y una plaza central con vistas al mar. El edificio de hormigón puzolánico de tono rosado refleja la simetría y armonía, buscando alentar la creatividad y la productividad de los científicos.
Diseñando para la Post-Pandemia: La Neuroarquitectura en la Nueva Normalidad
Unos cuantos años y una pandemia después, actualmente, nos encontramos en un punto crucial en la historia de la neuroarquitectura. La pandemia del COVID-19 ha desencadenado una transformación radical en la forma en que percibimos y experimentamos nuestro espacio diario. Este cambio ha catapultado a la neuroarquitectura a la vanguardia del diseño, convirtiéndola en una herramienta esencial para afrontar las nuevas demandas de nuestra sociedad post-pandémica.
Desde espacios diseñados con ventilación cruzada y luz natural hasta hogares diseñados para integrar áreas de trabajo y ambientes que alivianen el estrés, la neuroarquitectura se adapta a las necesidades cambiantes de nuestra sociedad. La pandemia no solo resalta la importancia de considerar la salud mental y las emociones en el diseño del espacio que habitamos, sino que también acelera la adopción de enfoques basados en la neurociencia para crear espacios que nutran y fortalezcan el cerebro humano.
Del Conocimiento a la Aplicación Práctica: Ejemplos Emblemáticos de Neuroarquitectura
Explorar ejemplos concretos de proyectos que han integrado con éxito los principios de la neuroarquitectura nos permite visualizar su impacto real. Algunos ejemplos cercanos del campo de trabajo de la neuroarquitectura son los nombrados anteriormente, sin embargo, hay ejemplos mucho más habituales con los que interactuamos pre y post pandemia fuera del hogar.
Hay estudios que demuestran que una hermosa vista hacia la naturaleza y la entrada de luz natural en la habitación de un hospital pintada de una gama cromática concreta, puede acelerar la recuperación de un paciente. También se ha documentado que una arquitectura de techos altos y colores pastel en un entorno escolar maximiza la concentración. Y como último ejemplo cotidiano de diseño neuroarquitectónico, el diseño de espacios de trabajo personalizados por sus ocupantes en oficinas genera empleados más creativos y focalizados.
Estas aplicaciones prácticas demuestran cómo la neuroarquitectura no solo es teoría, sino una herramienta valiosa que puede transformar la experiencia cotidiana de las personas en diversos entornos.
En conclusión, la neuroarquitectura surge como una respuesta significativa a la necesidad de diseñar espacios que reflejen la comprensión profunda de cómo la arquitectura afecta nuestro cerebro. La pandemia ha intensificado la conversación en torno a la importancia de la arquitectura de nuestros entornos diarios y ha acelerado la adopción de la neuroarquitectura como un enfoque práctico para mejorar la calidad de vida de las personas. Al integrar la ciencia en la arquitectura y el diseño, esta disciplina redefine la manera en que concebimos y habitamos nuestros espacios, ofreciendo un camino hacia entornos que no solo son estéticamente agradables, sino que también son aliados esenciales para la salud mental y emocional de la sociedad contemporánea.