El desarrollo y la prosperidad social y económica de un territorio se asienta sobre un sistema de infraestructuras consolidadas. Un sistema en constante revisión y modernización que sitúe a los territorios, al país en definitiva, en la vanguardia.
Investigación, desarrollo e innovación deben ser los tres pilares sobre los que se asiente este ODS Nº9 y que deben conducirnos a una transición económica de abandono de un modelo voraz, desfasado y disruptor de crecimiento exponencial sin límites, injusto y ecocida. Un transición hacia un crecimiento sostenible y descarbonizado que garantice la demanda de servicios, puestos de trabajo e ingresos sin exclusiones al mismo tiempo que pone el énfasis en un crecimiento y un modelo que minimice los impactos ambientales y proteja el planeta y sus recursos.
Las redes eléctricas, el saneamiento y el acceso al agua potable van más haya de simples infraestructuras deben considerarse casi como derechos fundamentales de cualquier persona.
Como estas, al mismo tiempo, las infraestructuras de comunicación y transporte son capitales para que, tanto ciudadanos como territorios, alcancen el desarrollo necesario. La red de carreteras y el acceso a la red de internet y comunicaciones móviles así como las eléctricas e hídricas ya mencionadas, han de fundamentar este desarrollo básico para cualquier persona y territorio.
Es absolutamente indispensable que los diferentes gobiernos y organizaciones supranacionales dediquen de forma clara y suficiente una parte sustancial de su PIB a este desarrollo que ha de desembocar en soluciones permanentes y resilientes a los desafíos económicos y ambientales consecuencia del actual modelo.
Este cambio hacía un nuevo modelo, requiere un nuevo tipo de industrialización que apoyada en la innovación se convierta en el necesario motor del cambio y el desarrollo económico. Un desarrollo y un crecimiento que genere empleos y emprendimiento en sectores calve como la energías renovables, uno de los gérmenes del cambio de modelo, o la movilidad que tantos impacto para el medio supone.
Tal y como queda manifestado por el Pacto Mundial el ODS 9 pretende conseguir infraestructuras sostenibles, resilientes y de calidad para todos, impulsar una nueva industria bajo criterios de sostenibilidad que adopte tecnologías y procesos industriales limpios y ambientalmente racionales, fomentar la tecnología, la innovación y la investigación y lograr el acceso igualitario a la información y al conocimiento, principalmente a través de internet.
Es decir, que hemos de revertir el actual modelo, un modelo que en países en desarrollo, donde los ingresos son limitados, esta falta de inversión en este modelo de infraestructuras está reduciendo la productividad en aproximadamente un 40%. Un modelo donde más de la mitad del planeta aún no tiene acceso a internet, el 90% de estas personas en países en desarrollo. O algo de lo que ya hemos hablado en esta serie de artículos como es que 2.300 millones de personas carecen de acceso a saneamiento básico y casi 800 millones de personas carecen de acceso a agua potable o que 2.6 mil millones de personas en países en desarrollo no tienen acceso permanente a electricidad. Cifras todas estas del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Los objetivos, por tanto de este ODS Nº9, deben comenzar por:
Dotar a países y personas de infraestructuras equitativas y asequibles tanto nacionales como internacionales que favorezcan el desarrollo económico y el bienestar. Una de ellas debe ser la creación de una industria basada en los principios de la sostenibilidad y la inclusión. Este fortalecimiento del sistema productivo ha de apoyarse con una política financiera que facilite el crédito con el objetivo de facilitar la inclusión en el mercado.
Los países pobres o en desarrollo deben ser los verdaderos protagonistas de este cambio, debiendo verse beneficiados por esta inversión que desemboque en la modernización de sus infraestructuras y su industria. Los países ricos debemos dejar de ser un freno. Hemos de abandonar la posición imperialista de esquilmar y explotar a estos países y sus recursos para abrazar su desarrollo.
Este inversión del modelo, especialmente en lo que a la Industrialización se refiere, debe sin duda, como hemos recalcado ya, hacerse bajo los postulados de la sostenibilidad. En palabras de Naciones unidas ha de llevarse a cabo una “adopción de tecnologías y procesos industriales limpios y ambientalmente racionales”. Promover la investigación científica y fomentar los procesos tecnológicos de mejora que desemboquen en la optimización del sector industrial y confluyan en definitiva en una nueva fuerza económica que genere nuevas tecnologías, facilite el comercio internacional y permita el uso eficiente de los recursos. Todo este esfuerzo debe verse recompensado con la creación de nuevos puestos de trabajo de calidad, especialmente en sectores como la investigación.
Para logarlo, desde la gobernanza se deben poner los medios normativos necesarios que creen el caldo de cultivo para el desarrollo de innovación e infraestructuras sostenibles, justas y equitativas.
Igualdad, inclusividad, sostenibilidad, resiliencia son valores fundamentales que deben inspirar este cambio que deje atrás este modelo y sus desigualdades para abrazar uno que suponga la superación de todas estas limitaciones para dotar a la sociedad y al planeta de un sistema de estructuras económicas sociales y ambientales que de un lado proteja a todas las personas y sus necesidades y de otro gestione y proteja el planeta y sus recursos dotándose así de un modelo con presente y futuro.